Acaba el temporal. Solo deseamos que esa nieve no se deshaga de repente para semana santa. No sólo porque resulta muy atrayente así, sino también porque si llueve mucho el desagüe del centro no podrá abarcar tanta agua y se inundará. Sería un fiasco.
Otro error imperdonable. Fuimos metiendo las estrofas del poema de "LA PRECIOSA" durante días y días pero en ningun momento hemos llegado a poner el poema entero, con toda su gracia.-
Aquí está. Ojo que el texto original está en latín y la traducción que presentamos es un mix de la traducción literal que hizo el profesor Peris, la ideal que hacían los canónigos tiempo atrás y nuestro precario conocimiento del latín. Se intenta respetar la rima, el ritmo y la literalidad. Enfin, ahí va:
Otro error imperdonable. Fuimos metiendo las estrofas del poema de "LA PRECIOSA" durante días y días pero en ningun momento hemos llegado a poner el poema entero, con toda su gracia.-
Aquí está. Ojo que el texto original está en latín y la traducción que presentamos es un mix de la traducción literal que hizo el profesor Peris, la ideal que hacían los canónigos tiempo atrás y nuestro precario conocimiento del latín. Se intenta respetar la rima, el ritmo y la literalidad. Enfin, ahí va:
Casa
venerable, casa gloriosa
Mansión
admirable, mansión fructuosa,
Que
en los montes Pirineos florece cual rosa
A
todos abierta y a todos graciosa.
Yo
sus beneficios deseo contar
Porque
todos puedan conocer y amar
La
que de mil modos se puede alabar
Pues
su gloria es fuente de eterno manar.
En
mis alabanzas cierto es cuanto digo,
De
tantas bondades no falta testigo;
Quien
la verdad huye y al error da abrigo
Del
cielo y la tierra se torna enemigo.
Llamase
esta noble casa hospitalaria
La
de Roncesvalles. En virtud varia,
Para
el bien propicia, para el mal contraria
Y
que dios protege por lo necesaria.
Que
el Omnipotente solícito cuida
De
otorgar los dones que la fe le pida
Derrama
sus gracias, procura comida,
Y
reserva premio para la otra vida.
El
Obispo Sancho fue su fundador
Consagro
a la obra su celo y su amor,
Todo
a mayor gloria y a mayor honor,
De
Maria, Madre de Nuestro Señor.
El
Obispo Sancho lo era pamplonés
Y
al pie de los montes Pirineos es
La
Casa que el Hizo; dotada después
Por
el buen Alfonso, rey aragonés.
Viendo
era piadoso a la consagración
Quiso
ser participe de su fundación,
Y
fue con gran largueza, con gran devoción,
El
ínclito Alfonso, rey de Aragón.
Después
de la Era del año mil ciento
Y
deben contarse setenta de aumento,(1132)
Al
nuevo Hospital se dio fundamento,
Porque
halle el viajero cobijo y sustento.
Sobre
los rigores del tiempo invernal,
El
hielo es perpetuo, las nieves igual,
El
cielo brumoso y el viento glacial;
Tan
solo es tranquila la casa Hospital.
La
tierra es estéril, y por tal destino,
Carecen
las gentes de pan y de vino,
De
sidra y aceite, de lana y de lino.
Pero
al Hospital lo rige el Espíritu divino.
En
él nadie siente la frialdad,
Ni
la pobreza ni la esterilidad,
Habiendo
una fuente de tal caridad
Que
aleja el hambre y la necesidad.
Muchos
conocen las buenas obras del Hospital
En
el frecuentado camino que es universal,
Para
los que van a Roma no hay vía tal,
Y
para los que a Santiago es la más general,.
Aunque
es en el monte donde esta el santuario,
Muchos
peregrinos se acogen a diario,
Males
y fatigas que el hospitalario
Consuela
y remedia con lo necesario.
La
puerta abre a todos, enfermos, y sanos.
Así
a los católicos como a los paganos,
Judíos,
herejes, ociosos y vanos.
Y
a todos recibe como a sus hermanos.
Practicar
virtudes de continuo veo,
Como
entre los infieles, no hay un fariseo
Tranquilos
aguardan; y a lo que yo creo
El
día del juicio no habrá para ningún reo
Gran
fama trasciende a su alrededor
La
casa; y loado es su director,
Los
ángeles gozan con este clamor,
Los
demonios rugen de estéril rencor.
A
cuantos mendigos aquí van llegados
Con
caridad suma los pies son lavados,
Las
barbas rapadas, cabellos cortados,
Y
son indecibles los demás cuidados.
Si
a pobres descalzos allí contemplaras
Calzarse
de cuero, a Dios alabaras,
De
esta noble Casa las virtudes claras
Con
todas las fuerzas de tu pecho amaras
Hay
uno en la puerta que entrega raciones
De
pan al viajero. Sus obligaciones
A
esto se reducen, y a las oraciones
Porque
Dios conceda muchas bendiciones.
Al
que ha recibido la Casa bendita
Nunca
le es negado lo que solicita,
Y
aquellos remedios que den a su cuita
Es
Dios y no el hombre quien los facilita.
Huérfanos
acoge con materno amor,
Y
a todos enseña del modo mejor,
A
llenar la vida de honrada labor,
Sin
usar de medios que causan rubor.
Enfermos
atiende con sumo cuidado
Generosamente
siempre les ha dado,
En
frutos campestres lo más delicado,
Mucho
en este escrito quedará olvidado.
También
hay mujeres; bondad y belleza,
En
vida, costumbres, de mucha limpieza,
Cuidan
los enfermos con delicadeza,
Caridad
solícita, acierto y presteza.
Hombres
y mujeres ocupan separadas casas
Para
recibir enfermos muy bien preparadas.
Como
aquí los bienes no conocen tasa,
Las
satisfacciones nunca son escasas.
Existe
una estancia bien abastecida
De
almendras, granadas y fruta escogida,
Cuanta
extraña clase sea conocida,
De
lejanas tierras ha sido traída.
De
día disfrutan de la luz divina,
Y
hay luces de noche, cual la matutina.
Del
altar de medio, Santa Catalina,
Se
venera siempre con Santa Marina.
Todos
los enfermos duermen aquí sobre
Blando
y limpio lecho. Nunca sale un pobre,
De
no ser su propia voluntad la que obre
O
hasta que del todo la salud recobre.
Las
habitaciones que se les depara
Suelen
estar limpias como el agua clara;
Y
también un baño se arregla y prepara,
Por
si algún viajero lo solicitara.
Sin
ver del enfermo clase ni linaje
Hasta
que repuesto prosiga su viaje,
Sus
deudos y amigos hallan hospedaje,
Y
el prior ordena se les agasaje.
Si
alguno fallece tendrá sepultura
Cual
manda las leyes y está en la Escritura
Hay
una basílica en donde segura
Hallará
descanso la humana envoltura.
Como
dicho templo a muertos se halla destinado
De
recibir su carne carnario es llamado,
Que
legiones de ángeles lo hayan visitado,
Por
testimonio de muchos resulta probado.
En
medio del templo hay un oratorio,
Y
por los que sufren en el Purgatorio,
Celebran
el santo y expiatorio
Misterio,
tan grato como meritorio.
Los
que a Compostela marchan con fervor,
Llevan
sus ofrendas en prueba de amor,
Viendo
la basílica su traza y labor
Doblan
la rodilla y cantan al Señor.
El
templo presenta la forma cuadrada,
Arriba
la bóveda esta redondeada,
Se
ve en su pináculo la enseña sagrada
Que
a nuestro enemigo vence anonada.
Aquí
el rey de los navarros, de grande bondad,
A
los peregrinos con regia piedad,
Construyó
una iglesia que goza de la cantidad
de
diez mil cuatrocientos sueldos a perpetuidad.
Su
madre era hija del Emperador
Su
padre fue Sancho el Batallador,
Rey
sapiente y justo, del bien servidor,
Y
del enemigo fiero ahuyentador.
En
la Santa Casa freires y sorores
De
los beneficios son dispensadores,
Renuncian
al mundo, desprecian honores,
En
cuanto a costumbres no los hay mejores.
El
pastor de todos llamase Martino
Protector
que sombra presta al peregrino,
Y
así es comparable con un alto pino
Cuya
sabia fuera el amor divino.
Por
él la limosna se otorga cumplida
Y
sus propios bienes cede sin medida,
Sabe
que la gloria solo es merecida
Por
los sufrimientos que hay en esta vida.
El
señor del cielo la hacienda le ha dado
Para
que use de ella como es mandado,
A
rendirle cuentas quedara obligado;
Siendo
ellas cabales, él será premiado.
Noto
que en mi rima no estarán presentes
Otros
beneficios y frecuentes,
Pero
he de finarla antes que impacientes
Y
cansados vea, mis caros oyentes.
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